Sanando las heridas de tu niño interior

Para cuidarnos bien, debemos regresar y cuidar al niño herido que llevamos dentro. Tienes que practicar el volver a tu niño herido todos los días. Tienes que abrazarlo con ternura, como ese padre o madre que ahora puede protegerlo, puede verlo, puede escucharlo y reconocerlo por cómo es. Tienes que hablar con él, hablar con ella. Comienza a reconocer su presencia y prométele que harás todo lo posible para sanar sus heridas.
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